Este manifiesto quiere expresar con palabras lo que una serie de personas pensamos sobre una forma artística que nos hace ser quienes somos. Este manifiesto habla de nuestra experiencia con la fotografía, de nuestro acercamiento amoroso y trágico a sus límites. Este manifiesto es una carta de amor a quienes se han permitido cuestionar lo que es la fotografía para vivir nuevas experiencias visuales. Este vivir en el límite de la fotografía es lo que nos ha permitido volver a tener sentido y crear nuevos significados a partir del límite. Esto no es sólo azar y suerte, también hay mucho trabajo consciente porque la experimentación revolucionaria nace practicando, trabajando y ejercitando la técnica y también la creatividad. Lo inesperado nace de la sospecha, de empujar lo conocido hasta ignorarlo, de experimentar la aventura de lo insólito en un viaje visual que nos cambia la vida. Este inconformismo es circular, nace con la fotografía, se profundiza con las vanguardias históricas y ahora vuelve con el renacimiento de la fotografía analógica. ¿Por qué volver al pasado en pleno futuro? Porque no hablamos de una estética ni de una técnica ni de una tendencia artística, hablamos de una actitud. ¿Por qué 2020? Porque llevamos diez años en la red y han pasado veinte desde la muerte y renacimiento de la fotografía analógica. Las redes sociales han reunido a dos generaciones de experimentadores en transición: nativos analógicos transformados en fotógrafos digitales desencantados y nativos digitales cansados del mundo real que han empezado a buscar algo diferente. Muchos artistas, dos por aquí, tres por allá, dispersos por el mundo con un lenguaje común, nos hemos descubierto a nosotros mismos y a los demás durante esta experiencia de experimentación.Este diálogo intergeneracional nace de una nueva era (la interconexión global de las redes sociales) pero también del choque que se produjo en el ámbito fotográfico junto con la transición digital. Para nosotros, lo experimental es un futuro compartido en la medida en que no es egoísmo, es una construcción compartida, es una excusa para dar y tomar, para vivir una experiencia creativa con otros: es enseñar a otro algo que no sabe y probarlo juntos, es verle disfrutar como un niño con un juguete nuevo. Experimentar es experiencia, es vida y es gesto, es inconformismo, es un proceso de búsqueda que nace de la técnica y del azar, que crea dentro de la sorpresa. Cuestionando el medio y sus reglas y jugando con sus límites, podemos reflexionar sobre lo que hacemos, vivimos y sentimos al crear una imagen. La fotografía experimental es un lenguaje común para todos los que creemos que, tras 170 años de vida, la fotografía tiene sentido en sus periferias.